Una tromba de palabras
pasa ligera golpeando mi vientre.
Sube en remolinos azules
entintando mi pecho
descolorido, ajado, pendiente,
esquivo.
De un zarpazo arranca mi oreja
y entra a este mundo concreto,
sinuoso, desvalido.
Se acurruca y duerme el tiempo
para crear su salto
de despierta tinta que ennegrece mi lengua.
Así, escupo a gritos las letras
que firman un tiempo sin obituario;
un exilio de vivencias aprehendidas
de un encuentro de raíz sin historia.
En verde navego por esta trocha de atajos
de silencio solemne y tirano.
Pendiente, articulado, huracanado
me armo de brillo y descargo
esta selva de lacónicos relatos.
Saturday, March 31, 2007
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